lunes, 6 de abril de 2020

Comunicado importante

ANTE LA SITUACIÓN EXCEPCIONAL DEL CORONAVIRUS


Pudiera parecer que hay silencio, eso que llaman o nos gusta llamar “silencio administrativo”. Que desde el pasado viernes 13 de marzo hasta hoy, todo ha quedado en el más absoluto silencio. Pero no es así. Los Profesores de Religión Católica hemos hablado y seguimos hablando mucho: lo hacemos desde la virtualidad permitida por las lamentables condiciones de la pandemia, pero también, desde la presencialidad de unos sentimientos vivos que laten con la fuerza desde nuestros corazones y con nuestro quehacer diario en el corazón de nuestros alumnos, esa gran mayoría de alumnos que cursan cada año Religión Católica en colegios e institutos.

Desde la Delegación de Educación nos hacemos eco de todo lo que se está haciendo, se hará y se sabe hacer en las clases de Religión: estamos acostumbrados a las realidades complejas, al trabajo esforzado, al compañerismo denodado porque sabemos quién es el Maestro y de quién nos debemos fiar. Y están contentos con nuestro quehacer las diferentes Comunidades Educativas porque es un quehacer lleno de sonido, de sentido y de profesionalidad.


Un sonido que abren las estancias de la Esperanza, nuestros particulares rinones de amor. Que abren nuestro aliento, nuestra vida, nuestra roca escarpada contra la que choca todo intento de fracaso y en la que quedan rotos los malos sueños. Y desde Él, se convertirá la vida abrupta que ahora se nos plantea, en playa de suave arena para nuestros alumnos, verdaderos autores de la proeza. Y entonces sí, entonces escucharemos el mejor de los sonidos porque nos llega desde las campanas que  alertan la presencia del que es preciso, de nuestro Cristo vivo: mensajeros que somos de una Iglesia Diocesana que se hace presente en cada rincón de la sociedad educativa: a ella hemos sido mandados. 

Y debemos hablar a nuestros alumnos del mañana, de un mañana en el que hay vida y resurrección, por Aquel en el que sabemos que todo tiene un sentir. Confianza y esperanza, sabiduría certera de que este silencio de hoy, es belleza y grito abierto del ser humano a una vida que no tiene precio: convencido de que, lo que hoy parece derrota no es más que un adelanto al gran premio y la docencia nos eleva humanamente hasta el triunfo que nos lleva por lo que transmitimos: VIDA.

Y en estas fechas, ante la llegada de la Semana Santa y la Pascua, sabemos que nos está esperando ese Triunfo. Que hay éxito, que somos “imagen y semejanza” y por tal, éxito infinito. Que somos pueblo unido pastoreados con fuerza y que viviremos seguros porque el extenderá su poder hasta los confines mismos de la tierra. Él nos traerá la paz (Mi 5, 3-4). Mañana, mañana hemos de seguir diciéndole a nuestros alumnos que es Semana Santa y que entonces, hay PASCUA.

Povechosa Semana Santa. Feliz Pascua de Resurrección a todo el colectivo de Profesores de Religión: seamos testigos de fuerza y amor ante ellos, nuestros queridos alumnos.

Manuel García Sánchez
Delegado Episcopal para la Educación Católica